martes, 25 de marzo de 2008

DECIME QUE ESCUCHAS - teatro

www.decime-que-escuchas.blogspot.com

DECIME QUE ESCUCHAS
estrenada en el 2007 en la sala MxM
Actrices
Lucia Marquez y Eva Bianco
Direccion y Dramaturgia
Sol Pereyra
Asistencia de Direccion
Natalia Alvarez
Vestuario
Cuqui
Escenografia
Lilian Mendizabal y Luciano Del Prato
"DECIME QUE ESCUCHAS"
Oscuridad en el escenario, la luz va entrando de a poco. Se ve a dos mujeres sentadas, casi enfrentadas.
Escena 1
Ana – ¿Cómo llegaste acá?
Laura – Por los volantes del cyber.
Ana – ¿Y por qué te decidiste a empezar?
Laura – Por el chino, Lee, a él le llamaron la atención los volantes y me aconsejó para que venga.
Ana – ¿Soltera?
Laura – eh, si.
Ana – ¿Dudas?
Laura – eh, no.
Ana – ¿Edad?
Laura – 23
Ana – ¿Padres?
Laura – Tengo, si.
Ana – ¿Pero en que estado?
Laura – Vivos, los dos.
Ana – Bien, ¿pero estado civil de ellos?
Laura – Ah, separados.
Ana - ¿Cómo te sentís con eso?
Laura – Bien, creo, hace mucho ya.
Ana – ¿Con quien vivís?
Laura – Con mi mamá.
Ana - ¿Se llevan bien?
Laura – A veces si y a veces no.
Ana - ¿Sabés por que es así?
Laura – No.
Ana - ¿Tu padre?
Laura – Lo veo menos.
Ana - ¿No se hace cargo?
Laura – Si, bah, no, que se yo, a su manera.
Ana - ¿Cuántos años tenías cuando se separaron?
Laura – 10.
Ana – ¿Has visto la película ET?
Laura – Si, hace bastante.
Ana - ¿Recordás si te hizo sentir algo en especial?
Laura – No, ¿por qué?
Ana – Por que Spielberg aborda la temática de padres separados y a algunas personas les afecta de más.
Laura – Ah.
Ana – Color
Laura - ¿Qué?
Ana – ¿Color preferido?
Laura – eh, azul.
Ana – Lo imaginé. ¿Sexo?
Laura – ¿Yo?, femenino.
Ana – Ya veo. ¿Tu preferencia, digo, que te gusta?
Laura – Los chicos.
Ana – Bien. ¿Lugar de nacimiento?
Laura – Un hospital.
Ana -¿Parto natural o cesárea?
Laura – Cesárea.
Ana – Ahí empieza el problema con la madre. Eso ya genera un trauma.
¿Cuándo hablás de la cesárea, te sentís culpable?
Laura – No, generalmente ni lo recuerdo, ¿culpable por qué?
Ana - Por qué tuvieron que cortar a tu madre para que salgas existiendo la opción de que simplemente salgas con total naturalidad.
Laura – No lo había pensado nunca.
Ana – No importa, no te traumes, no estamos para eso. Lo traigo a colación porque después hay problemas en la relación madre e hija y no se tiene en cuenta un detalle iniciático y fundacional en esta relación. ¿Comida preferida?
Laura – Milanesa con papas fritas.
Ana – Típico de hija de padres separados. ¿Comés lo mismo cuando estás con tu padre que cuando estás con tu madre?
Laura – Si.
Ana – ¿Secundario?
Laura – Completo.
Ana - ¿Completo?
Laura – Bueno me falta rendir una que me quedó colgada.
Ana – ¿Planes?
Laura – No sé muy bien pero me gustaría irme a…
Ana – Inciertos ¿Signo?
Laura – Libra
Ana – Egocéntrica, busca el equilibrio pero no lo encuentra. Bien, vamos a ir a lo nuestro. ¿Leíste el volante, no?
Laura – Sí.
Ana – Entonces sabés como es el trabajo aquí porque ahí se explica un poco de que se trata así que nos vamos a ir adentrando en el tema. Yo te voy poniendo cosas para escuchar y me decís que sentís, ¿si?
Laura – Bueno.
………….. Laura - angustia
………….. Laura - angustia
…………… Laura - angustia
……………Laura - angustia.
Ana – Bien, veo que estás angustiada. Esto es nada más que un pequeño test orientador, no te asustes.
Apagón.

Escena 2 – Consultorio de Ana

Ana – Bien. ¿Y qué más?
Laura – No, no sé si hay más.
Ana – Bien, pero alguna pista tiene que haber.
Laura – Puede ser, pero yo no la veo.
Ana – Ponemos la música entonces. ¿Qué trajiste hoy?
Laura – Casi tengo que salir a pedir prestado porque no encontraba nada que fuera justo, al final me bajé del cyber del chino este tema. Encontré el disco entero pero no me lo pude copiar todo porque estaba sin plata y me iba a salir $6 y como últimamente estoy sin un mango (queda en silencio) Por ahí también pienso eso…
Ana - ¿Qué?
Laura - Que estoy pagando esto y….
Ana – Estás invirtiendo en vos Laura.
Laura – Pero no soy la única beneficiada, ¿no? Si yo no tuviera problemas ¿usted de que viviría?
Ana – Esto es un trabajo Laura, yo acá trabajo con vos y vos trabajás por vos, es natural que haya dos beneficiados, ¿estamos, querés poner el cd?
Laura – Sí, claro. Pero no se lo digo con mala intención, no creo que ustedes se aprovechen, no quiero que se quede con la idea…
Ana – Tranquila Laura, sigamos.
Laura prende el equipo y pone el cd, suena un tema de rock pesado, muy oscuro, casi inescuchable. Ambas se quedan escuchando, Laura un poco tensa, inquieta.
Laura – Avisemé si quiere que lo saque. Se pone cada vez peor.
Ana – Es nuestro material de trabajo.
Ellas quedan en silencio escuchando.
Laura – Yo con un poco ya le doy un pantallazo general de la semana, un poquito más y estamos. (Pausa) ¿No le molesta?
Ana le indica con la cabeza que no. Ambas se quedan escuchando unos segundos más.
Ana – (corta la música) Intenso.
Laura – Sí. (Pausa)
Ana – ¿Toda la semana fue igual?
Laura – Si, bah, no, bueno, si, más o menos (Pausa). Es Metállica.
Ana – Bien.
Laura - Ellos también hacen terapia.
Ana – Bien.
Laura - Al menos eso es lo que me dijo el chino del cyber, porque le conté que era para terapia. Él sabe que hago, ojo no es que le ande contando lo que hablamos, nada que ver, pero el sabe no más que vengo, y ya me dijo que si es por razones de salud me cobra más barato, más si es un tema solo, esta no es la primera vez que le pido que me ayude, a veces voy y le cuento un rato como estoy, que me ha estado pasando y él me dice, mira tengo algo que puede andar y casi siempre da en la tecla. ¿Si hago eso, no quiere decir que yo vengo acá a hablar de los problema del chino o si? Por que al fin y al cabo el que ha elegido los temas un par de veces ha sido él.
Ana – No, si vos escuchás y elegís esa música porque sentís que representa tu momento, no importa que sea sugerido.
Laura – No, si más vale, si cuando lo escuché me di cuenta que era eso lo que había estado sintiendo y cuando me enteré que los de Metállica hacían terapia, bueno ahí casi me muero, no lo podía creer, aparte Metálica, que son tan duros, para mi que el chino me dio este disco también por eso, no le tendría que decir el chino, suena feo, Lee, se llama Lee, no lo hago de racista, es costumbre, en el barrio le dicen el chino, estoy segura de que él me dio ese disco para que vea que hacen terapia hasta los heavys, como a mi me daba un poco de cosa esto de venir y….
Ana – ¿Esto de venir y qué?
Laura – Y eso, que no me resulta fácil.
Ana – No todo lo que ayuda es fácil, al contrario.
Laura – Mmm.
Ana – “El que ha desplazado la montaña es el que comenzó por quitar las piedras pequeñas”. (Silencio) Es un proverbio Chino Laura. Buceá por ahí.
Laura – Mmm. (Silencio)
Ana – ¿Qué sentís? (silencio) ¿Te sentís sola?
Laura – Puede ser.
Ana – ¿Tus ciclos menstruales son regulares?
Laura – Más o menos.
Ana – ¿Estás cerca?
Laura – Estoy ahora.
Ana – ¡Aha! Bien, eso suma. Se ve que han sido días intensos.
Laura – Si, puede ser.
Ana – ¿Con que universo asocias esta canción?
Laura – No sé, ¿puedo pensar un poquito?
Ana - Si, tomate tu tiempo. (Pausa)
Laura – No sé, la verdad no me doy cuenta, me gustó la canción y…
Ana – ¿La asociás con algo, con alguien?
Laura – No sé.
Ana – ¿Por qué te gustó Laura entonces, por qué la elegiste?
Laura – ¿Lo puedo pensar para la próxima?
Ana – Bueno, lo vamos a dejar acá. Te voy a pedir que antes de irte me dejes anotado el nombre del tema y del long play en un papel así yo puedo ir trabajando sobre ese material, si?
Laura – Bueno, pero ¿qué hago, lo escucho un par de veces al día, escribo, vibro?
Ana – Lo que venimos haciendo Laura, grabador en el piso, acostate al lado y vibra con la música, anota lo que te produce y lo seguimos charlando el jueves que viene.


Escena 3 - Casa de Laura – Consultorio de Ana

La escena se desarrolla haciendo un paralelismo entre Laura y Ana.
Laura enciende su grabador, suena el tema que llevó a la sesión. Ella lo escucha, luego de unos segundos lo apaga y escribe.
Ana enciende el grabador con el tema que llevó Laura, escucha el tema, corta la música y escribe.
Laura enciende el grabador, busca entre sus cosas una foto, la rompe. Apaga la música, escribe.
Ana enciende la música queda pensativa mirando la nada, toma su masajeador de cabeza, se lo deja puesto como si fuese una corona. Detiene el grabador, escribe.
Laura enciende el grabador, busca un alfajor, lo come.
Ana enciende el grabador, saca un alfajor cuando está por comerlo se detiene, lo guarda. Mira una foto sobre su escritorio, la coloca boca abajo, sigue con su mirada en el horizonte como si nada.
Laura, toma el papel, escribe, se detiene, busca unas gotas se las pone en los ojos como si fueran lágrimas, intenta llorar.
Ana busca unas gotas, toma algunas, toma la foto, la mira y la vuelve a dejar boca abajo, su rostro se va desfigurando de a poco como si estuviese por llorar.
Golpean la puerta.
Laura - ¿Quién es?
Ana – Lucía, ¿sos vos?
Golpean nuevamente. Ana apaga el grabador. Se corta la luz.
Ana – La gran puta. Lucía…, Lucía… Lucía.
Laura - ¿Quién es?, ¿Quién es?

Apagón.

Escena 4 – Consultorio de Ana

Laura – Fuerte, si, me movió muchas cosas.
Ana – ¿Y entre medio de todo eso encontraste algo más?
Laura – No. (Silencio) Pero me prestaron el DVD y los pude ver en la terapia.
Ana - ¿A quiénes pudiste ver en terapia?
Laura – A los de Metállica. Eso es fuerte en realidad, esos 4 tipos con un psicólogo que parecía una ratita, todo flaquito y con anteojos chiquitos, y los 4 grandotes hablando y peleando entre ellos, muy gracioso, obviamente después de eso, es como que el tema que elegí para la otra sesión ya no tiene el mismo peso, yo sintiendo una cosa acá ...
Ana – ¿Y por que así Laura?, ¿Qué es lo que te impacto tanto de ese grupo haciendo terapia?
Laura – Qué se yo, no son la imagen de, ay me voy a hacer terapia y vuelvo porque tengo que pensar sobre lo que me está pasando.
Ana – Eso un prejuicio Laura, como verás cualquiera lo puede necesitar, cualquiera.
Laura – Es lo que yo creo que me ha querido decir el Chino, Lee. ¿Usted hace por ejemplo?, por que no me la imagino.
Ana – Ahora no.
Laura – ¿Y por que dejó?
Ana – Ahora no Laura.
Laura – Seguro que no lo necesitó más, ¿cómo se da cuenta uno cuando ya no lo está necesitando?
Ana – Porque te lo dice el terapeuta o porque lo sentís vos.
Laura -¿Y a mi cómo me ve, me faltará mucho?
Ana – Nos queda un rato.
Laura – Bueno, yo sé que no estoy muy bien, pero que se yo el pasado creo que ya está quedando ¿Puedo? (saca un alfajor)
Ana – (Toma un papel y anota) Ansiedad. Seguí.
Laura - Lo que me cuesta es ahora y para adelante, tengo muchos miedos, usted ya sabe que me siento sola, me da miedo el fin del mundo, la muerte. Me da claustrofobia el hecho de pensar que se puede terminar todo en el segundo que viene. (Se produce un apagón repentino). ¡Ay, la puta!
Ana – Es la tercera vez en dos días, sigamos ya va a venir. (La escena sigue sin luz).
Laura - ¿Quién?
Ana – La luz.
Laura – Ah. ¿Quiere?
Ana - ¿Qué?
Laura – Alfajor.
Ana – No, gracias.
Laura - ¿A usted no le da miedo la oscuridad?
Ana – No. (Se quedan en silencio). ¿Laura?
Laura – ¿Sí?
Ana - ¿Seguimos?
Laura – Sí. (Silencio)
Ana – Laura.
Laura – ¿Sí?
Ana – Continuá por favor.
Laura - ¿No le parece que si estamos sin luz no es lo mismo?, es como que el servicio es incompleto, me tendría que cobrar la mitad, no me siento como en una sesión.
Ana – Pero en eso estamos.
Laura – Pero no podríamos hablar un poco más las dos, no yo sola.
Ana – Estamos hablando de vos Laura.
Laura – Bueno, justamente abramos el juego y hablemos de las dos. (Quedan en silencio). No se quede callada que me da la sensación de que no está.
Ana – Acá estoy, te estoy esperando. Yo tenía una velita por acá, no entiendo donde la puse.
Laura – Usted me sigue analizando, yo quisiera que conversemos como si fuésemos amigas o conocidas no paciente, psicóloga.
Ana – Pero es lo que somos Laura. Acá está.
Laura – Ya sé lo que somos pero ¿no quiere que hablemos un rato de cosas que le pueden pasar a cualquiera de las dos?
Ana – No Laura, no es éste el espacio para eso. Me olvidé los fósforos, ¿vos no tendrás fuego?
Laura – No, no tengo, no lo encuentro. ¿Qué le pasa, está bien?, ¿no quiere hablar de algo?
Ana – Yo estoy bien Laura.
Laura – No parece, yo le siento la voz angustiada, ¿está con su ciclo?
Ana – No Laura, ¿por qué?
Laura – No sé, la noto distinta, más caída.
Ana – Y yo te noto eufórica de más.
Laura – Pero usted no está bien.
Ana – No es así Laura ¿seguimos?
Laura – ¿Está angustiada?
Ana – No.
Laura – Me doy cuenta. Yo ahora estoy desconcentrada, no sé si voy a poder seguir.
Ana – Bueno, si querés lo dejamos acá.
Laura – No, no, sigamos. (Pausa) ¿Está llorando?
Ana – No.
Laura – ¿Entonces que es ese ruido que se escucha?
Ana - ¿Qué ruido Laura?
Laura - ¿No escucha, ruido como de llanto?
Ana – No, me parece que estás confundida ¿Te pregunté si tenías fuego?
Laura – Sí, no, no tengo. Me asusté pensé que la había hecho llorar.
No me gusta que la gente sufra.
Ana – Pero estoy bien. A ver dame un segundo creo que sé donde tengo fuego. (Prende una vela que sostiene con la mano) Es de Lucía, se lo saqué, ahora fuma. Perdona, sigamos.
Laura – ¿Lucía?
Ana – Nada, disculpá Laura, sigamos.
Laura – No, ahora…
Ana – Laura, veníamos por un camino, no lo desvíes.
Laura - Que suerte tienen algunos.
Ana – ¿Y ahora por qué decís eso?
Laura – Que suerte poder estar bien.
Ana - ¿Quién?
Laura – Usted, quien va a ser, ¿usted no dijo que estaba bien? Yo siento que estoy viniendo acá al pedo.
Ana – ¿Por qué te parece eso Laura?
Laura – Si usted ni hace terapia y está bien, ¿por qué yo que vengo, gasto tiempo y plata estoy mal?
Ana – Laura está en vos elegir si hacés o no terapia.
Laura – Y la verdad lo paso mejor con el chino, con Lee. ¿Sus padres?
Ana – ¿Mis padres qué?
Laura – ¿Cómo están?
Ana – Bien, supongo.
Laura – ¿Pero en que estado?
Ana – Vivos
Laura – ¿Pero civil?
Ana – Separados.
Laura – Ahora entiendo.
Ana – ¡Ay, me quemé! (la vela se apaga). Laura, me parece que convendría que sigamos con luz la semana próxima.
Laura - ¿Por qué?
Ana – Porque creo que trabajaríamos más cómodas las dos.
Laura – ¿Qué, no está cómoda? (Vuelve la luz). Ahí está, ya volvió.
Ana – Estamos en hora Laura, nos vemos la semana que viene y trabajamos más tranquilas, ¿sí?
Laura – Pero al final no le pude contar casi nada.
Ana – Tuviste la oportunidad, ¿o no? (Pausa)
Laura – Sí, pero…
Ana - Valorar el tiempo es clave Laura, el tiempo es oro. (Pausa) Laura.
Laura - ¿Sí?
Ana – “La puerta mejor cerrada es aquella que puede dejarse abierta”, cerramos con un proverbio chino. Buceá por ahí.
Laura - ¿Pero y yo que hago, sigo con el mismo tema?
Ana – Eso lo manejás vos, es tu estado, si seguís igual seguimos con el mismo, fijate.
Apagón.

Escena 5 – Casa de Laura
Laura sentada intenta comer con palitos chinos, escucha el tema a todo volumen. Golpean la puerta pero no abre. Vuelven a golpear insistentemente.
Voz desde afuera - ¡Bajá el volumen papuda!
Laura mira hacia la puerta ofuscada pero vuelve con su mirada al plato, sujeta los palitos con fuerza, los deja.
Golpean nuevamente la puerta.
Voz de afuera – ¡Bajá un poco por favor!
Laura – ¡Estoy trabajando! (Apaga la música. Va hacia el teléfono)
Hola Lee.(…) Sí, yo (…)Bien, bah, que se yo más o menos, ¿estás con mucha gente? (…)No, por nada, lo que pasa es que parece que mi estado me trae problemas con todos, ¿no tendrás un temita que sea así intenso como el que me diste pero de música más tranquila, algo de música clásica? (…) Si, ya sé (…) Bueno, ¿y unos auriculares? (…) Ya sé (…) De todos modos con eso a la mierda la vibración del piso, así no puedo trabajar, así no voy a estar mejor nunca, que difícil es crecer en este mundo, al final nadie te apoya (…) Ya sé que vos si, pero es difícil (…) ¿Vos que haces? (…) Ah (…) Bueno, ¿te fijás que me podés bajar? (…) Como te digo estoy,¿no me notás?, embolada (…) Sí, más o menos como la semana pasada, pero ahora con bronca (…) No, es otro tipo de bronca (…) Que se yo, ponele una bronca más verde (…) No sé como es la bronca verde pero ella me pide que se la describa en colores, ¿no te podés imaginar una bronca verde? (…) Perdona tenés razón, ya sé (…) Bueno, no sé, lo que encuentres me va a servir, seguro (…) Está bien, gracias, paso más tarde (…) Dale, nos vemos.
(Cuelga, se queda mirando el tubo, intenta comer con los palitos chinos una vez más, no lo logra. Llama nuevamente).
Lee (…) Sí, yo de nuevo (…) No, lo que pasa es que me quedé pensando en varias cosas y no te dije que el tema que me diste me sirvió mucho (…) Si, yo también me alegro por eso no quería quedar como desagradecida con vos (…) Que sé yo, no te dije nada y te llamo para pedirte otro tema que nada que ver y para colmo te trato mal (…)Y bueno pero por ahí vos te comías que para mi el otro tema era una mierda y nada que ver (…) Bueno, me alegro (…) ¿Estás ocupado? (…) Ah, que lástima, perdón, bueno entonces te dejo (…) ¿A qué hora te parece que podría pasar hoy? (…) No, tampoco te quiero molestar (…) No, no necesito el tema nuevo ya (…) De todas formas puedo ver que pesco de la radio (…) Listo (…) Ah Lee, esperá, el DVD que me prestaste estaba buenísimo (…) Bueno, después si tenés tiempo me gustaría comentarte algunas cosas (…) Del DVD claro (…) Ay, si perdona no te interrumpo más (…) Chau, chau.
(Laura Corta). Beso Lee
Queda pensativa. Busca un frasco de pastillas y un vaso de agua, toma varias con su mano.
Laura – A ver mi plantita.
Entierra las pastillas en la planta.
Apagón.

Escena 6 – Consultorio de Ana
Se escucha en la oscuridad la voz de Ana hablando por teléfono.
Ana – Sí, ya sé que tienen problemas, hace más de un mes que los vengo padeciendo (…) Escuchemé, este es mi espacio de trabajo y yo necesito contar con todos los servicios para trabajar (…)¿Cómo?(…) Un consultorio(…) No, no soy médica, soy psicóloga (…)¿Cómo?(…) Y a usted que le importa, usted no me va a venir a decir a mi como tengo que trabajar con mis pacientes (…), Usted que sabe que es lo que necesitan mis pacientes por favor, no sea (…) Sr., eh, ¿cómo es su nombre? (…) Bien, Sr. Alberto González yo estoy llamando para hacer un reclamo absolutamente legítimo, y marqué justamente el interno que me comunica con el sector de reclamos, que por lo visto lo atiende usted y simplemente quiero que me diga o sugiera una solución (…) Señor, no me tome el pelo, ya sé que usted no es mi psicólogo y por si no lo sabe le aclaro que los psicólogos tampoco estamos para fabricar soluciones a los problemas (…) Para otras cosas, para ayudar…no sé que le estoy explicando (…) No, no estamos en la misma porque yo no estoy en una oficina de reclamos atendiendo el teléfono, ahí volvió, ahí está – (la luz vuelve, Ana está con su masajeador en la cabeza)- (…) Claro que estaba sin luz porque cree que lo estaba llamando, así es todo el tiempo (…) Usted es un irrespetuoso (…) No, no estoy enojada lo que pasa es que no puedo creer lo que me dice (…) Bien (…) Entonces? (…) Bien (…) ¿Y cuándo arreglarían este tramo, digo, definitivamente? (…) ¿¡Un mes más?! (…) De alguna forma nos van a tener que indemnizar por todas estas molestias (…) No, no se lo digo a usted, no se haga cargo, usted es un empleado, me refiero a la empresa, a los dueños señor (…) No, no lo estoy minimizando, no sea acomplejado (…) Sí, Sr. González (…) Bueno, Alberto (…) Bueno, le agradezco (…) Ana, Ana Pasteur (…) No, no me diga doctora porque no soy doctora, Lic. Pasteur (…) No, no estoy nerviosa, pocas cosas me sacan de mi centro (…) Si y con todo éxito, no se enorgullezca que no es gran mérito (…) Bueno, bueno, como quiera (…) 9 de julio 613, ¿por qué me lo pregunta? (…) Ah (…) $50 (…) No, la sesión (…) No, no soy rica en absoluto (…) Ay bueno, señor (…) Sí, González (…) Si, si, Alberto, lo único que falta, llamo para hacer un reclamo y me terminan cuestionando lo que cobro por mi trabajo, por favor, ya es demasiado, aparte si mal no recuerdo, la que hizo el llamado soy yo, y no es precisamente un 0 – 800, así que si necesita un especialista busque tranquilo en otro momento y no me aumente el gasto telefónico a mi (…) No, Sr. no se me ocurre alguien para recomendarle ahora (…) Ay por favor, a ver, espere (…) Ah bueno, no, ya eso no sé (…) Que se yo cual le puede cobrar menos, bueno, no, ya está, estoy ocupada, tengo que ponerme a trabajar, fijesé en la guía, pregunte a algún amigo o en algún centro médico (…) No, no son médicos Sr. pero a veces se trabaja en centros médicos (…) “Jamás busques la respuesta en los lugares que no existen” (…) Nada, hablaba para mi misma (…) nada, Señor, bueno González, nada (…) un proverbio chino, eso (…) “Jamás busques…Ay González estoy ocupada (…) Bueno, hasta luego, muchas gracias.
(Corta agotada. Suena el teléfono). ¡¿No hay nadie en esta casa?!
Consultorio Música y Vida, hable (…) Sí (…) No (…) ¿A quién? (…) No, equivocado.
Corta. Mira la foto de su escritorio y la pone boca abajo. Queda perdida.
Comedor de Laura
Laura habla con su planta.
Laura – Tenés que aceptar que mamá se enamoró de nuevo. Tengo derecho a rehacer mi vida ¿o no?, no te digo que lo quieras como a tu padre porque no lo es, pero me quiere a mí y a vos también, aparte con él vamos a viajar pronto, nos vamos a independizar, vamos a conocer otros lugares y vamos a intentar hacer una vida nueva, lejos. Total acá nadie te apoya y yo me siento sola.
No digas eso Sushi, sabés que yo nunca te voy a dejar sin agua, ni comida
Nunca te voy a dejar solita. Siempre voy a estar cerca tuyo, hasta que te pongas grande y fuerte y recién ahí te voy a dejar sola en algún lugar, te voy a llevar a un parque lindo y te voy a plantar, por que en algún momento te vas a tener que independizar de mamita, no podés vivir siempre acá conmigo, eso lo tenemos que aceptar.
Y estás grande, se ve que era cierto, las pastillas ayudan, y si, porque tienen hormonas, ¿sabés quien me dijo que te las diera? Lee, si, el chino, pero no le digamos Chino, le digamos Lee. (Pausa) Por papá ni me preguntes, el puso la semillita pero no me está pasando la mensualidad, mejor cambiemos de tema porque eso me tiene enojada.
Laura, se queda arreglando la planta.

Consultorio de Ana
Ana saca un grabador periodista, se graba.
Ana – Auto sesión número 33. Hola Ana, ¿cómo estás?, soy yo, Ana, soy vos misma, soy tu yo o tu otro yo, y acá estamos de nuevo las dos, en este espacio que es nuestro, para sincerarnos y conversar un poco de vos o de mi, o mejor de nosotras. Contame como estás, en que estás…La verdad no sé muy bien como estoy, creo que un poco confundida o triste quizás, me tiene mal Lucía. Bien, ¿y por qué puede ser todo esto de la tristeza y la confusión? No sé ¿Por Lucía? Puede ser, quizás. ¿Habrá alguna otra cosa? No sé, no sé. A ver pensá buceá en tu interior, ¿hay algún tema que pueda servir de pista?, ¿Qué has estado escuchando? Estuve escuchando uno, pero de una paciente y no sé si es bueno usar el mismo tema, aparte a ella se lo recomendó un Chino y no quisiera terminar hablando de él ¿Pero al tema lo sentís como propio? Y si, en cierta forma me he sentido así. A ver escuchemos un poco. Bueno (Ana pone el tema que llevó Laura) Avisemé si quiere que lo saque. Se pone cada vez peor. Es nuestro material de trabajo Ana. (Escucha unos segundos más) Bien, ya lo tengo, apaga si querés (lo apaga) Intenso. A mi me inquieta, me despierta cosas, no sé lo que dice pero es como si entendiera. Me grabé el disco, el disco y el DVD, hacen terapia y de cuatro, todos juntos… es divertido. ¿Qué te divierte de eso? Y no sé… eso, que esos cuatro tipos tan grandotes hagan terapia con un psicólogo que parece una ratita. Eso es un prejuicio Ana, cualquiera puede hacer terapia, no es una cuestión de tamaño, que sean grandotes no significa nada, que sean cuatro tampoco y que el psicólogo te parezca una ratita significa mucho y me gustaría que lo pienses para que lo hablemos en la próxima sesión. Si, está bien, yo… ¿Y Lucía? Bien, en casa. ¿Qué pasa con Lucía? Se quiere ir de casa. Bien. Y a mi me preocupa. Bien. Es una nena. Bien. Tiene 23 añitos. Pero no es tan nena. Como que no, si todavía le llevo la leche a la cama, es un bebé. ¿Un bebé por qué, por que la ves chiquita? Sí, claro. Seguís viendo las cosas como si todo fuera cuestión de tamaño, ahí hay algo. A ver Ana, ¿qué sentís ahora, ya, en este momento? decilo sin pensar demasiado. Y, no sé, siento como una soledad muy grande que me asfixia y me hace sentir la más pequeña de este mundo. (Suena el teléfono). Un segundito, perdón. Apaga el grabador periodista. ¿¡No hay nadie en ésta casa?! (Atiende al borde del llanto)
Consultorio Música y Vida, hable (…) Sí (…) No (…) ¿A quién? (…) No, ¿usted no llamó recién? (…) No, no equivocado. Ana cuelga.
Perdón ya estoy de nuevo. Estamos en hora Ana, ¿lo dejamos para la próxima? Bueno, pero ¿qué hago con este enorme dolor? “Jamás desesperes, aun estando en las mas sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante”, es un proverbio chino. Buceá ahí Ana, pensá y vibrá. (Apaga el grabador. Queda pensativa, busca desesperada un frasco con pastillas y un vaso de agua, está por tomarlas y escucha un ruido, las esconde en una planta).
Lucía ¿sos vos?
Apagón. Se escucha que alguien cambia el dial de una radio.

Escena 7 – Consultorio de Ana

Laura – Y si, así estoy, no conseguí nada nuevo, el tema de la semana pasada ya fue, ya no estoy así, ahora estoy como estoy, no me encuentro, cambio de frecuencia, estoy así.
Ana – Bien.
Laura – No, bien no estoy.
Ana – ¿Por qué?
Laura – Me gusta el Chino, me enamoré del Chino, ahora puso una herboristería en el mismo cyber, tengo otro motivo para ir, pero me parece que no le gusto.
Ana - ¿Y cuál sería el problema de que te guste un chino?
Laura – Ninguno, no dije que eso sea un problema, sólo que me hace mal que yo no le guste.
Ana – Entiendo.
Laura – No me diga que entiende si no le pasa lo mismo ¿o ahora a usted también le gusta el chino?
Ana – Entiendo lo que me decís, no hace falta que me pase lo mismo para entenderte.
Laura – Ayer fui a comprar tres veces en el día un montón de almohaditas de salvado y me las devoré, después no pude salir más porque me tuve que encerrar en el baño, tengo miedo que esta relación me haga mal, yo lo quiero…., yo estoy sola y me gustaría…
Ana - ¿Te gustaría?
Laura – Me gustaría estar con alguien, me gustaría estar con él.
Ana – Te entiendo.
Laura - ¿Por qué, se siente sola?
Ana – Entiendo lo que decís Laura.
Laura – Pero también se siente sola.
Ana – Aprovechá tu espacio Laura, éste es tu espacio.
Laura – ¿Pero por que no me dice lo que está sintiendo?
Ana – Laura. (Pausa) ¿Cómo está la relación con tus padres?
Laura – Bien.
Ana -¿Bien?
Laura – Si, bueno, como siempre.
Ana - ¿Tú papá?
Laura – Sigue en esa comunidad de artistas en las sierras, ahora se puso una verdulería, ¿le conté? Y para no dejar la pintura del todo acomoda las frutas y hace cuadros de naturaleza muerta. Cuando no está vendiendo, ¿no? No lo veo hace bastante. Mi mamá, en crisis supongo.
Ana – Supongo.
Laura – ¿Qué supone?
Ana – Nada, repetía lo que decís. Suponés, ¿por qué suponés eso de tu madre?
Laura – Por que cuando algo se repite muy seguido, como es en este caso, la conducta depresiva de mi mamá, es obvio que yo puedo suponer cosas.
Ana – Es tu análisis de la situación y está bien, es válido.
Laura – Ah, claro a usted no le pasó nunca, seguro. (Se quedan en silencio)
Ana - ¿En qué te quedaste pensando? (silencio) Laura.
Laura – En nada.
Ana – Buceá en esa nada, la nada también dice cosas.
Laura – Usted es la nada y no me dice nada nunca.
Ana – Bien.
Laura – ¿Qué está bien?, ¿Usted está bien?, yo la verdad no sé como estoy, y ya se lo he dicho pero tampoco me parece tan grave no saberlo.
Ana – Bien.
Laura – Bien.
Ana – Bien.
Laura – Bien.
Ana – Bien.
Laura – Bien.
Ana – ¿Hablamos del Chino Laura?, perdón de…
Laura – Lee, se llama Lee. ¿Qué quiere que le diga de Lee?
Ana – ¿Por qué te atrae, qué te gusta de él? Quisiera entender que tiene él que atrae, que te atrae tanto.
Laura – No sé bien, me gusta como le quedan los ojos así estirados en la cara porque parece que se estuviera riendo siempre y eso me pone contenta.
Ana – Contenta, ese es un dato importante, ¿no estás contenta?
Laura – A veces si y a veces no.
Suena el teléfono.
Ana - ¿Me disculpás un segundo?, pensé que lo había dejado descolgado.
Laura – Si.
Ana - Consultorio Música y Vida, hable (…) ¿Quién? (…) ¿Quién? (…) Ah si, si, ya me ubico, estoy atendiendo ¿Cómo consiguió mi teléfono? (…) Ah, que bien, mire usted, bueno rapidito dígame (…)Aha (…) Aha (…) Aha (…) No, no lo conozco pero vaya y pruebe (…) Bueno pero yo no lo conozco y ahora no le voy a poder decir nada (…) Estoy con una paciente González (…) Por eso le digo González vaya y pruebe, usted se tiene que dar cuenta si le gusta (…) Bueno, bueno, gracias, muy amable (…) disculpe pero no es momento (…)¿Cómo? (…) Si, si, música y vida (…) Porque trabajo con musicoterapia (…) No, no hago música (…) ah que bien, mire (…) sí, si me gusta la guitarra (…) no, no escucho mucho folclore pero me gusta, si (…) Mire González, ahora no puedo atenderlo (…) En otro momento le cuento González, bueno está bien Alberto (…) Si, Ana, Ana, no hay problema (…) No, no fui nunca a una peña (…) ¿Qué sindicato? (…) Bueno, déjeme que lo piense (…) ¿Por qué no me llama de 10 a 13?(...) ¿Cómo? (…) Bueno pero rapidito, digamé (…) Muy lindo González pero no es chino (…) Porque no le leí nunca (…) Bueno, si puede ser (Laura dio vuelta la foto del escritorio de Ana y la mira) (…) Bueno (…) Bueno (…) Gracias, seguimos en otro momento (…) Todavía estoy esperando si (…) Si, si, se sigue cortando (…) Bueno, eso espero, hasta luego.
(Corta). Disculpame por favor, cuando no es la luz, es el teléfono. Seguimos.
Laura – ¿Es su hija? (mostrándole la foto)
Ana – ¡Laura! Si, si, es mi hija.
Laura - ¿Lucía?
Ana – Lucía.
Laura – ¿La que fuma?
Ana – Si.
Laura - ¿Por qué le molesta que fume? ¿Vive con usted?
Ana – Dejamos la foto y seguimos.
Laura – Son parecidas, ¿cúantos años tiene?
Ana – 23
Laura – Ah, es grande.
Ana – No tanto, ¿seguimos?
Laura – Yo creo que sí.
Ana - ¿Vos crees que si qué?
Laura – Que es grande.
Ana - ¿Seguimos?
Laura - ¿Con qué?
Ana – Con lo que quieras Laura, con tus padres, con Lee, el miedo al fin del mundo, la música, elegí.
Laura – ¿También puede ser tema nuevo?
Ana – Si, seguro.
Laura - A mi me parece que no tendría que dar lo mismo cualquier tema.
Ana – No, es que no da lo mismo, yo te recuerdo lo que venimos trabajando.
Laura - ¿Y si no tengo ganas de hablar de nada de eso y no se me ocurre nada nuevo?
Ana – Y bueno, habrá que trabajar sobre ese estado.
Laura - ¿Y eso sirve?
Ana – Todo nos sirve.
Laura – ¿Podemos hablar de cuando una persona empieza a ser grande, me quedé con eso?
Ana - En otro momento, si me permitís a mi me gustaría hacerte escuchar algo que encontré que creo que nos puede ayudar a avanzar.
Ana pone en su equipo un tema lento.
Laura – Es Metállica eso.
Ana – Si. Lee me grabó el disco y el DVD, pensé que sería interesante trabajar sobre el concepto del disco y tu estado…
Laura - ¿Cómo? ¿Qué el chino te grabó el disco y el dvd? (Laura corta la música)
Ana – Lee, Laura, se llama Lee.
Laura - ¿Y usted le dijo que era para trabajar conmigo?, que raro que él no me haya dicho nada de esto a mi. ¿De dónde se conocen?
Ana – No te aflijas que no le dije que era para vos.
Laura – ¿O sea que ya se conocían y nadie me dijo nada?
Ana – No me pareció necesario, aparte no es que lo conozca, somos de la zona, nada más.
Laura – No lo puedo creer, no era éste el trato, yo contándole intimidades mías con él y usted que se las debe haber dicho, con razón me miraba distinto en estos días. Ahora entiendo como es la cosa. El chino se hizo amigo mío, me enamoró, se transformó en mi guía espiritual, me influenció para que haga esta terapia por los volantes del cyber.
Ana – Laura
Laura - Usted trabaja con música y, o casualidad, el chino me sugiere los temas y me los graba.
Ana – Laura.
Laura - Y yo que creía que me hacía un descuento, y yo que me preocupaba por él cuando le decían Chino por que sonaba feo, Chino de mierda pero volvé a tu país!
Ana - ¡Laura!, los chinos no tiene la culpa de nada por favor.
Laura - Claro si debe haber estado todo en el mismo paquete. Un negocio redondo entre usted y él…
Ana – ¡Que imaginación Laura!, ¿Terminaste con tu fábula? porque si es así, te pediría que te tranquilices, las cosas no son así y lo sabés.
Laura – No son así hasta que me demuestre lo contrario.
Ana – Laura, no podés pensar que todo es un complot en tu contra, aparte estás mezclando las cosas.
Laura – ¿Yo?
Ana – Si, Laura, vos.
Laura – Perdón pero yo no hice aparecer un chino por arte de magia y usted sí.
Ana – Ahora soy yo la que hizo aparecer un chino.
Laura – ¿Qué, no es así?
Ana – Laura.
Laura – Ana.
Ana – Laura.
Laura - ¿Qué, no le parece que me debe una explicación?
Ana – Mis volantes están en el cyber porque Lucía los llevó. (Se quedan en silencio) Si, Lucía.
Laura - ¿Su hija?
Ana – Sí, mi hija.
Laura - ¿La que fuma?
Ana – Sí Laura, mi hija, la que fuma. Y la que hace unos meses atrás estaba sin trabajo y era yo la que le pagaba unos pesitos por llevarme volantes por la zona. Ahí lo conoció a ese chino y se gustaron. Y ahora es ese el chino que le llena la cabeza de cosas y me la quiere llevar a España la semana que viene y no es así, ¡¿Entendés!? No es así.
Laura – ¿La semana que viene?
Ana – Sí, la semana que viene. Y todavía me estoy preguntando ¿Por qué no me lo dijo en la cara, por qué me tengo que enterar por un chino, por qué adelanta el viaje y no me lo dice?, ¿yo qué soy, un cero a la izquierda? ¿Y mi consentimiento, eso no cuenta? ¿Y su situación legal, qué va a hacer, de qué va a vivir, va a vender aritos en la playa, se va a disfrazar de estatua en una peatonal para que le saquen fotos otros chinos? (Pausa) ¿Y yo? Me quedo sola ¿Entendés?, sola.
(Se quedan en silencio. Laura mira su reloj)
Laura – Ana
Ana - ¿¡Qué!?
Laura – Creo que estamos en hora, seguimos la próxima.
Apagón.

Escena 8 – Consultorio de Ana
Ana con su grabador periodista en mano.
Ana - ¿Y que le iba a decir si me sentí atacada, rodeada? Pero no es ese tu lugar Ana, ella es tu... Sí, ya sé lo que es pero tampoco soy de fierro, son muchas cosas juntas las que me están pasando, esta chiquita que me viene con esos planteos y, y ese long play que me perturba más que ayudarme…. los heavys son gente rara y en medio de todo esto el Chino, Lee. ¿Y el chino qué Ana, qué te pasa con el Chino? Aparte de odiarlo porque se quiere llevar a mi bebé, que es lo único que tengo en esta vida, nada. ¿Nada, segura? , yo creo que hay algo más. ¿Qué más va a haber, que insinúa? Que te gusta Ana, a vos también te gusta. A mi no me gusta ningún Chino, no es mi tipo. Ah no, y ¿cuál es tu tipo? No sé, ahora no se me ocurre, hace tanto que no estoy con alguien que ya no sé si tengo un estilo definido. ¿Pero por que yo siento que con este….digámosle Lee, hay algo raro, algo que no me cierra, algo que no aceptás? Que se yo porque puede pensar eso, porque me grabo discos con él, porque hablo de música con él, porque yo también le compro almohaditas de salvado, por que alquilé la película el amante, y bueno, si, puede ser, puede ser que también me guste el Chino, pero un poco nada más, si les gusta a todas porque no me puede gustar a mi, (Pausa) aparte lo oriental me da paz. Bien, es un gran paso que lo reconozcas. Un paso que no me va a llevar a ningún lado. No seas tan pesimista Ana. Decirlo es fácil pero soy yo la que se va a quedar sola. No, sola no vas a estar, yo estoy con vos. Si pero entre las dos hacemos una y yo necesito otra cosa. Insisto, no seas pesimista, dejá un lugar para la esperanza Ana, siempre hay una luz al final del camino, te dejo para que lo pienses, estamos en hora.
(Ana mira la foto de su hija y la abraza, vuelve a mirarla y la deja boca abajo sobre su escritorio).
Ana – Mala, Lucía, no se le hace esto a la mami. (Pausa) ¡Chino Puto!
Se corta la luz.
¡¡¡No!!! Otra vez no.

Escena 9 – Casa de Laura
Laura habla con su planta.
Laura – Viste Sushi, al final no sé si el chino es para nosotras. Adelantó el viaje y ni me comentó. No me pongo mal porque me parece que me gusta por moda, viste que ahora está de moda lo exótico, y bueno, que te guste un Chino es raro, para mi que es la influencia de los dibujos animados, viste que son casi todos chinos o japoneses… ¿Sabés que no sé cual es la diferencia entre un chino y un japonés?, para mi son todos iguales, habría que ver. A vos te podría plantar en el jardín japonés, eso está bueno, te planto ahí y después me contás, a ver que onda.
Suena el teléfono. Laura atiende.
- Hola… ¡Ah! En este momento no te puedo atender estoy en una fiesta…increíble. Dejame tu mensaje después de la señal. (Corta. Suena nuevamente)
- Hola (…) Ah, Hola (…) Que lástima, ahora estoy ocupada (…) No (…) No (…) Es que estoy con gente (…) Sí, en una fiesta en casa (…) Para nada, ¿Por qué tendría que estar enojada? (…) Segura (…) Es que no hace falta que me digas nada (…) Sí, ya sé que se vieron, me contó. Ya voy, ya voy, me están llamando, son geniales. Nunca me vayas a decir que la conocías, no?(…) No importa Lee, ahora no me digas (…) ¿Cómo? (…) También me contó, si (…) Ah (…) Ah (…) Bueno, bueno, que te vaya bien (…) No, no te voy a preguntar por qué (…) Bueno, gracias (…) Si, si (…) Yo estoy re bien, feliz, feliz, ¿no me sentís? Disculpá, no es por nada pero tengo que cortar. Estoy justo con unos amigos que recién llegan de Brasil y no puedo hablar (…) Sí y sabés una cosa, son todos negros y con ojos redondos (…) Yo también me alegro por mi (…) No, no creo que pueda pasar a saludarte porque estoy con mil cosas (…) Gracias. Suerte para vos, te la mereces. ¡Voy, voy! Son divinos, perdona te tengo que dejar. Chau, chau.
Corta. Se abraza a la planta llorando. De repente se incorpora y llama por teléfono.
Hola Lee (…) Sí, yo, Lucía (…) No, no llamo para pelearte, llamo para despedirme ya que adelantaste el viaje y me entero así (…) Y todavía me lo preguntás. Por que me entero de casualidad que la conocés, por ejemplo y porque ella me cuenta del viaje (…) Sí, ella. ¿Por qué no me dijiste que la conocías? (…) ¿Y por que supones que lo tengo que saber si yo no le cuento todo? ¿Estuvieron hablando de mi, ella te dijo algo? (…) ¿Y vos, le contaste algo más aparte del viaje? (…) ¿Qué? (…) Si yo no te oculté nada (…) Yo no te mentí mi nombre nunca, ella me llama Laura en la terapia para no mezclar las cosas nada más. (…) Pero eso no es una mentira Lee (…) Sí, si, te quiso conocer para acercarse a mi universo, no la justifiques Lee (…) Claro que no me lo dijo nunca, es más para mi se le escapó sin querer en la última sesión (…) Si los volantes los he llevado siempre yo (…) ¿Y que iba a saber que ella repuso los de la semana pasada si jamás me dijo y también me tiró unos pesos? (…) No, está bien, tampoco es para que me pidas perdón, no tenías porque saber todo (…) ¿Quiénes? (…) Ah, no ahora estoy sola, acaban de bajar a comprar (…) Si, claro que son negros, pero eso no importa ahora (…) Me enteré por ella que lo adelantaste ¿y ese cambio por qué? (…) Sabías que es mi plan pero yo todavía tengo que arreglar cosas por acá (…) Lo que te había dicho, por lo menos dos meses. ¿Y el cyber? (…) ¿Cómo que de Japón, vos de Japón, me estás cargando? Pero si yo siempre pensé que eras chino. Pero en el barrio todos te dicen el Chino. ¿Por qué me tengo que enterar de todo así? (…) ¿Y qué voy a saber que también nos ven a todos iguales? Yo no veo igual a un argentino que un uruguayo (…) Ah mirá, no te puedo creer. (…) ¿Tu hermano? (…) Ah. ¿Cuántos años tiene? (…) ¿Viene solo? (…) ¿Le contaste de mi? Contale que soy tu amiga, contale quien soy. (…) Ojalá se parezca a vos. Te voy a extrañar mucho Lee (…) Sí, pronto, seguro (…) No sé que le voy a decir a Sushi, ella estaba tan entusiasmada como yo con el viaje (…) Está bien, está bien, ya lo sé (…) El cd y el dvd, ¡no! , ¡Qué bueno! (…) Ah, ¿los que le grabaste a ella eran para mi? No, eso no me lo dijo (...) No te preocupes yo se los pido. (…) Dale paso más tarde a saludarte (…) Bueno dale, nos vemos. Chau chau (…) Espera, esperá Lee, que te quiero decir algo “le dice te quiero en chino” (…) ¿Cómo que no entendés? Te quiero en chino (…) Ya sé que es chino básico pero (…) Ay cierto, perdona. Bueno, beso, nos vemos.
Corta y se dirige a su planta. Era el chino. ¿Podés creer que es japonés?
Apagón.

Escena 10 – Consultorio de Ana
Ana – Disculpá por lo de ayer.
Laura - No hay problema te entiendo.
Ana – Gracias.
Laura – No es nada.
Ana - (Se quedan en silencio) ¿Vos estás mejor?
Laura – Mmm.
Ana - ¿En serio o lo decís por complacerme?
Laura – Estoy mejor.
Ana – Me alegra que estés bien.
Laura - Gracias. (Silencio)
Ana – Yo te veo bárbara. (Silencio) ¿Trajiste algo para trabajar o seguimos con lo que teníamos?
Laura – Tengo algo nuevo.
Ana – ¿Querés agregar algo antes, tenés algo para decirme?
Laura – No.
Ana – Ponemos la música entonces, ¿qué trajiste hoy?
Laura – Un tema nuevo que conseguí yo sola.
Ana – Que bien, todo un avance.
Laura – Mmm. (Pausa) También me despedí de Lee, se va la semana que viene.
Ana – Ah, claro, cierto, mirá vos.
Laura – Ah, claro, cierto que lo sabías antes que yo.
Ana – ¿Te siento enojada puede ser?
Laura – No.
Ana – No guardes rencor, no es bueno.
Laura - ¿Y la foto?
Ana – La saqué.
Laura – Sí, veo.
Ana – Está en mi cuarto.
Laura – ¿Por qué?
Ana – Por que si, porque queda mejor.
Laura – ¿Te siento enojada, puede ser?
Ana – No.
Laura – No guardes rencor, no es bueno.
Ana – Lucía
Laura – Laura por favor, estamos en sesión.
Ana – Cierto, perdón.
Laura – ¿Se acuerda que usted me dijo que para entender a alguien no hacía falta que a uno le pase lo mismo? Yo estuve pensando mucho en usted y en mi y me parece que si en algo nos entendemos es por que en algo nos parecemos, ¿a usted no le parece?
Ana – Puede ser… Laura, puede ser. Me pasas el long play así escuchamos un poco.
Laura -¿Ya?
Ana – Sí, ¿cuándo si no?
Laura – No sé, pensé que teníamos cosas que hablar antes.
Ana – Claro pero la idea es usar la música como referencia, como siempre.
(Se corta la luz). ¡Pero me cago en González!
Laura – Deja en paz a González, pobre hombre.
Ana – Bien ahí está, ahora no hay luz, ¿contenta?
Laura - ¿Yo, por qué?
Ana - Disculpame estoy agotada.
Laura – ¿Seguimos en otro momento?
Ana – No, continuemos ahora.
Laura – Yo digo, para que estemos más cómodas.
Ana – ¿A vos te molesta que no haya luz?
Laura – Para mi las cosas se ven más claras así, yo lo digo por usted, por el tema de la música.
Ana – Yo estoy bien Lucía, Laura, también puedo seguir sin problema. Continuá.
Laura – Es que ahora que lo pienso sin el pie de la música no puedo.
Ana – ¡Laura!
Laura - ¿Qué?
Ana – Seguí.
Laura – Estoy pensando (silencio)
Ana – ¿Laura?
Laura - ¿Qué?
Ana – Si tenés algo para decir, decimelo ahora.
Laura – ¿Qué te pasa?
Ana – Nada, ¿por?
Laura – Por que te siento rara, un poco nerviosa.
Ana - ¡Laura!
Laura - ¿Qué?
Ana - ¿Qué te pasa a vos que no hablás?
Laura – Es que no sé que más decir.
Ana – Si no has dicho nada.
Laura – Bueno, yo siento que ya dije mucho, ahora si quiere hablamos un poco más de usted.
Ana – Laura.
Laura – Ana.
Ana - La idea es que hablemos de vos, no de mí.
Laura – Cuando hablamos de mí, terminamos hablando de usted. En todo caso, yo preferiría que hablemos de las dos, si no seguimos la próxima.
Ana – No, Laura, no te vayas, seguimos ahora. (Pausa) ¡Cantala! ¿No la podés cantar?
Laura – ¿Que cante qué?
Ana – La música que trajiste, ¿no se puede cantar? Así vamos trabajando sobre eso.
Laura – Me estuve acordando de cuando yo era chiquita. Vos te ponías a cocinar y yo me iba a mi cuarto y me disfrazaba durante una hora, después me paraba al lado tuyo y te cantaba. Decime si canto lindo mami ¿y vos? andá a hacer la tarea Lucía que cantás horrible. ¿Te acordás?
Ana – No.
Laura – Y ahora me pedís que te cante. No me la acuerdo bien, es la canción que te cantaba de chiquita, el Chino la encontró y me la bajó, es la música de una novela. (silencio) Yo preferiría seguir en otro…
Ana – Esperá, no te vayas, quedate un ratito…por favor.
Laura – Bueno.
Ana – Laura
Laura - ¿Qué?
Ana – Habla, decime algo.
Laura – Ya te dije que no sé que más decirte, ¿Qué querés, que te pasa, tenés miedo?
Ana – No seas agresiva.
Laura - ¿A qué?
Ana – ¿A qué, qué?
Laura – ¿A qué tenés miedo?
Ana – Yo no dije que tuviera miedo.
Laura – Bueno, para mí ya está por hoy.
Ana – No, esperá, no te vayas…, a los chinos, me dan miedo los chinos.
¡Uy, sonó el timbre! ¿Escuchaste el timbre?
Laura – No. ¿Cómo va a sonar el timbre si no hay luz?
Ana – ¿Cierto, no? Que raro.
Laura – ¿Si escuchaste el timbre por que no atendés?
Ana – Porque no puedo estoy trabajando, ¿No podés atender vos?
Laura – Vos sos la que escuchó el timbre no yo.
Ana – Bueno, ahí voy.
Laura - ¿Tenés miedo en serio, no?
Ana – No, no.
Laura - ¿Estás bien? Si querés te acompaño.
Ana – ¡No!, puedo sola, me tengo que acostumbrar.
Laura – Bueno pero aprovecha que estoy acá y te puedo ayudar.
Ana – Ahora estás acá pero después te vas con el primer chino que…
Laura – ¡Mamá!
Ana – Perdón, perdón.
Laura - ¿Llorás?
Ana – No, bah si, un poco, debe ser por la alergia.
Laura – No llores, sabes que me hace mal. ¿Querés que vaya yo?
Ana – ¿Me estás cargando, no era que no habías escuchado ningún timbre?
Laura – No lo escuché pero
Ana – Pero nada, yo puedo sola… ¡No, mentira, no puedo, no me dejés sola!
Laura – Entonces si estás asustada dejame que te ayude.
Ana – No estoy asustada, estoy con alergia, es eso.
Laura – La alergia es agresividad reprimida.
Ana – Ah si, mirá vos ¿¡ Y en donde ves mi agresividad, alguna vez te levanté la mano yo a vos, alguna vez te molesté con algo, te pedí algo a vos, decime, donde me ves agresiva?! (Pausa)
Laura – Si querés me das la mano y vamos las dos hasta la puerta. ¿Le dije Ana que a mi me golpean la puerta para putearme cuando estoy vibrando con la música que traigo acá?
Ana – Perdoname.
Laura – Pero cada vez que pasaba yo me decía a mi misma “con el viento fuerte se reconoce la resistencia de la hierba”
Ana - ¿Qué me querés decir?
Laura – Nada, es un proverbio.

Ana – Ah, claro, ahora todos saben proverbios chinos. No lo entiendo. ¿Segura que es chino?
Laura – No, no es chino, es Japonés.
Ana – Bueno, es lo mismo.
Laura – No, no es lo mismo un chino que un japonés, ni Lucía que Laura mamá.
Ana – Si es así, tampoco es lo mismo estar solo que acompañado, ¿no?
Laura – También dicen que más vale solo que mal acompañado.
Ana – Me estás diciendo que soy mala compañía.
Laura – No, te estoy diciendo un refrán.
Ana – Pero un refrán no es un proverbio.
Laura – Ya sé, mamá ¿y qué problema hay?
Ana – Ninguno.
Laura – ¿Ves?, no hay nadie. (Silencio) ¿Y ahora?
Ana – No sé, decime vos.
Laura – Ya está, estamos en hora.
Ana – Esperá Lucía, no te vayas, antes de irte ¿me cantás?

APAGON FINAL.

CARTAS DE AMOR DE UNA DESESPERADA




"LAS LAGRIMAS SON SOLO UN DETALLE"

(cartas de amor de una desesperada)


CARTA 1

Querido Jorge…, no, mejor Jorge solo, sin querido.
Jorge: No entiendo porque me dejaste, porque te fuiste. Lo pienso y lo pienso, pero la verdad, no lo entiendo. Yo siempre hice y quise lo mejor para los dos. ¿No te diste cuenta? ¿Por qué? ¿Qué falló? Ah, (ese ah con un signo de admiración al final, como de exaltación, ¿se entiende?) Ah! ¿Qué no viste? Ah!
Está bien, puede ser, que yo también me haya equivocado en algo, ¿¡Pero en qué Jorge?! ¿En qué?
Ayer mientras desayunaba, pensaba en vos y me preguntaba si vos estarías pensando en mi, enseguida supuse que seguramente ni estarías despierto porque sos de levantarte tarde, así que mientras yo estaba levantada, “temprano” y te pensaba, seguro que vos dormías, y después no me vengas a decir que estabas soñando conmigo y que eso es pensar dormido, porque no es así. No quiero que esto suene a reproche. No me mal interpretes. Por favor. (no me mal interpretes por favor con mayúscula, no mejor, solo, no me mal interpretes, por favor en minúscula, y que cierre con un signo de admiración, por favor!). El tema es que yo te pienso, en cada momento y no entiendo por que tanto si ni siquiera me lo propongo, pero estoy en otra cosa y te me aparecés, de repente, así de la nada. La verdad me parece una actitud muy invasiva de tu parte, yo a vos no te estoy molestando ni me aparezco a cada rato, vos dormís muy tranquilo y yo despierta y con vos encima a cada momento. Jorge cortala. Nos respetemos los espacios, es lo mínimo, no?

CARTA 2

Jorge: estoy triste, tampoco se puede estar feliz y contento siempre ¿no? Son las (al que tipea la carta) - ¿que hora es? Gracias. Son las 3 de la tarde y aún no comí nada, no quiero preocuparte, pero la verdad es que no tengo hambre desde hace varios días, desde el día que te fuiste. ¿Vos comés? ¿Qué? Mejor ni me digas. Seguro pediste comida. Yo no, no pedí, no tengo hambre, el último pantalón que compré se me cae, un poco, tampoco tanto, estoy más flaca, pero no demacrada, no te asustes, realmente estoy bien. Yo también me hubiera ido, pero justo se te ocurrió a vos antes que a mi. Siempre fuiste más rápido que yo para esas cosas, lo importante es que yo pensaba lo mismo cuando me lo dijiste. Y lo del llanto fue nada más que, bueno, es lógico, las lágrimas son solo un detalle, no quiero que me tengas lástima. Te entiendo y estoy de acuerdo con que te hayas ido. Pero si querés volver, podés hacerlo, acá hay lugar Jorge y podemos compartir los gastos, como amigos claro. Yo no tengo ninguna otra intención, por más que aún te quiera, pero sé que este cariño ya es diferente. Te darías cuenta si me ves. Eso no más, no tengo más nada para decir. Te pensaba por eso te escribo. Contestame. Si querés. Pero estaría bueno que me contestes. Yo espero, sin presionar, espero una respuesta. Beso, no abrazo, no, no, mejor, Cariños. Yo



Carta 3 :
Jorge, como estás? No me contestaste. Qué te pasa?

Carta 4:

Hola Jorge: ¿Cómo estás? yo aquí de nuevo, escribiendo. Escribo muchas
cartas, no sólo a vos. No pienses que esto es una cuestión personal con vos. En realidad es una cuestión personal pero no quiere decir nada, nada malo, no? Te quería contar que empecé a estudiar guitarra. Empecé para distraerme un poco y la verdad me gustó. Ya toco algunos acordes. Y te hice una canción. Es cortita, no es romántica, no creas que te estoy tratando de decir algo a vos, en realidad no es una canción para vos es para todos, es una canción de amor, pero tampoco es que sea muy de amor, bueno, en realidad habla un poco del amor, pero puede ser del amor entre un padre y un hijo, entre amigos, primos, amor entre cualquiera con cualquiera. Digo que la hice para vos porque justo me acordé, de casualidad porque el profesor de guitarra se llama Jorge. Es un señor grande, no creas nada raro, no hay nada entre él y yo, a mi no me gusta, yo estoy en otra. Estoy sola pero muy bien. Cada día mejor. Solo eso. Contestame, cuando puedas. Beso, cariño. Yo

Carta 5


Y Jorge?

Carta 6


Jorge: recién estuve llorando, quería que lo supieras por mi y no que alguien te lo cuente. ¿Cuándo vas a pasar a visitarme? Quiero que escuches la canción que te, que hice.

Carta 7


Jorge, Jorge, Jorge, Jorge, Jorge, Jorge, Jorge , Jorge , Jorge, Jorge, Jorge, Jorge, Jorge, Jorge, Jorge, Jorge. Beso.


...................................................................................................................................................

Sol