sábado, 24 de noviembre de 2012

OJOS QUE VEN, CORAZON QUE SIENTE

Una mañana como cualquiera, una mañana para ella, un medio día para otros, la hora dependía de la persona que la vivía. Sube al colectivo, gente que huele a medio día. Apenas sube avanza 7 pasos quedando al medio, absolutamente rodeada y en segunda fila; no mira demasiado porque no tiene mucho espacio para hacerlo, sólo puede hacer pequeños giros con su cabeza hacia los costados, nada muy interesante aún pero sí. En el primer paneo hay un leve cruce, un chico de ojos casi negros con pestañas largas como las que a ella le gustan, sólo esos ojos pueden llegar a ser algo interesante en que ocuparse durante el resto del viaje; hasta ahora es lo único que ha visto, seguramente si amplía su mirada no todo resulte tan interesante como esos ojos, o si, tener que decidir para ella es un problema, no le gusta tomar decisiones y menos recién levantada, siente que en ese momento no tiene la lucidez para hacerlo y corre riesgo de elegir mal y cometer el error de su vida, también se sabe exagerada por lo que puede ignorarse cuando entra en esos conflictos. Decide seguir mirando. Justo se corren las dos adolescentes uniformadas que venían delante de ella mirándose con otros chicos, con otro uniforme, de otra escuela. Ellas se corren, se sientan, ella casi se sienta, no lo logra, le ganan de mano las adolescentes. Se despeja el pasillo y su objetivo queda a la vista, puede agarrarse del asiento, mira hacia el costado bruscamente, como si no hubiera nada que ocultar, de hecho no tiene nada que ocultar, ¿por qué no mirar?, lo busca, lo encuentra, rápidamente desenfoca de su cara, sólo mira los ojos y va hacia su muñeca que se sostiene con fuerza del caño de arriba, el que está en el techo y al que ella apenas si llega. En la muñeca él tiene una pulserita de gamuza y cuero marrón, fea, muy fea, al menos para ella, no dice demasiado o dice justamente que él no es de su estilo, se anima a mirarlo más, ya no le tiene miedo ni siquiera a la posible indiferencia de él, ya no le importa porque sabe que él ya no le interesa y no va a sufrir. Mientras lo mira impunemente descubre que él la está mirando, y tiene la sensación de que lo hace desde hace un buen rato. Ella piensa que él piensa en ella, en que es linda, en qué hará, y por momentos le cae bien y hasta siente lástima por él, porque ella ya no lo elige, ya se dio cuenta que no es él, en cambio siente que él si la elige como la mejor opción del colectivo y porque no, hasta de su vida, ella lo da por sentado. El la está mirando desde hace rato y ella se asume seductora y algo especial. Se desocupa un asiento. Me corresponde, no cabe duda porque estoy junto a ese asiento así que lo ocupo sin culpa alguna, no hay ancianos ni discapacitados, por suerte está lejos de los asientos de adelante, tengo ganas de viajar sentada, mira a cuanta distancia está de adelante y ve a una chica que la mira, ella le ve cara conocida pero no, no la conoce, se miran de vez en cuando y cada tanto ella vuelve al de los ojos lindos que ya es un pobre infeliz por el que siente lástima por haberle roto el corazón. Al lado de la chica de adelante hay otro chico, ese sí le interesa, tiene algo que ella identifica rápidamente como lo que le interesa, piensa en el de los ojos negros, pongámosle Tomás, pobrecito, ella ya tiene en la mira a , a, a Facundo, pongámosle Facundo, el que acompaña a la de adelante, lo ha hecho inconsciente, piensa, lo de ponerle Facundo, porque justo tiene patillas grandes, como las de Facundo Quiroga, lo recuerda, a ella le cae bien Facundo Quiroga y tuvo un compañero en la escuela que se llamaba Facundo y que también le caía bien, más puntos a favor del muchacho de adelante, el supuesto Facundo cada vez le agrada más, pero él no la mira, no porque no le interese, él aún no ha mirado para atrás, ella le clava los ojos para lograr que él la mire pero él parece calmo con la mirada y la cabeza en otra cosa, ella no se va a dar por vencida hasta saber que él no tiene interés en ella, y le cuesta lograr que él mire hacia atrás, mientras tanto piensa, pobre Tomi, lo siento, ya elegí a otro, siente que Tomás lo sabe y ya le ve cara triste, ella empieza a sentir angustia, se siente culpable, pero bueno, se enamoró de otro, sucede, no es culpa suya, para colmo presiente que Facundo está con otra, con la que se miraba al principio, con la que se veían cara conocida, quizás ella la miraba como diciéndole no mires a Facundo que viene conmigo, quizás no, quizás simplemente la conozca de algún lado, ya no importa, por fortuna ella se sienta; él, Facundo, le cede el asiento, sí, sí, están juntos, ya me di cuenta, pero eso no significa nada, pueden ser primos o hermanos o amigos, él tiene unas manos hermosas, debe ser una persona calma, ella piensa que él le haría bien, tiene el pelo justo como le gusta, se lo imagina al tacto en su mano, sí, es suave, y por fin se da el gran suceso, él , Facundo mira hacia atrás, pero lo hace velozmente y ella justo se había distraído abriendo la ventanilla así que ahora no sabe si la miró y le gustó y justo giró su cabeza para que ella no lo note, si no la miró, es decir miró para atrás pero no la vio o si directamente la vio pero no le interesó, no se rinde, mira con más fuerza hasta lograr que él la mire de nuevo y ella pueda comprobar si es amor verdadero o sólo algo fugaz que le pasa sólo a ella, sus ojos lagrimean por la fuerza y la fijación de sus ojos, en ese momento Tomás se va hacia atrás, a ella le cae una lágrima y piensa, es una lástima que se baje, pero bueno, en fin, hacía rato que sabía que ya no le interesaba, pasan unos minutos pero con Facundo no ha pasado nada, suben dos chicos de unos 16 años que se paran y se toman de dónde ella se había agarrado cuando iba parada, ella los mira, uno de ellos la mira rápidamente y sigue en lo suyo, ellos subieron juntos pero no se hablan, ella comienza a aburrirse, saca un papel de su bolso, lo lee, en realidad no le interesa demasiado, lo guarda nuevamente, abre un poco la ventanilla, vuelve a abrirla otro poco, el sol le molesta en los ojos, por unos minutos se había olvidado de Facundo, pero ahora que lo recordó vuelve a mirarlo, justo él estaba mirando para atrás y giró rápidamente, nuevamente ella no sabe que siente Facundo por ella, si al menos se hubieran encontrado sus miradas un segundo, si así hubiera sido, ella sabría de qué tipo de amor estamos hablando pero no, se le escapó de los ojos por segunda vez, piensa, de todos modos, que sí, que es probable que algo haya, aunque sea leve, ella reconoce que a veces hace bruscos giros cuando no quiere que alguien la descubra mirando. De todos modos, ya se está dando por vencida, comienza a reconocer el paisaje en el que ella se baja habitualmente, mira por última vez, lo saluda mentalmente y va hacia atrás para descender y en su trayecto lo encuentra a él, a Tomás, que no había bajado y que la mira atentamente, ella siente lástima y a la vez amor por él que todavía está ahí, que siempre la estuvo esperando, se emociona, siente cariño por él, valora su gesto y sin mirarlo pone sus mejores caritas de seducción ingenua, se las dedica, toca el timbre por segunda vez, (no estaba segura de que hubiera sonado), mueves sus pies simpáticamente, como si lo saludara a través de ellos. Llega a su parada y baja.